Afro, feminista y de origen humilde: Francia Márquez representa un verdadero cambio en Colombia

La electa vicepresidenta encarna la lucha colectiva por la igualdad de género y étnica en un país que siempre fue gobernado por blancos de élite.

Afro, feminista y de origen humilde: Francia Márquez representa un verdadero cambio en Colombia

«Esto es por nuestras abuelas y abuelos, las mujeres, los jóvenes, las personas LGTBIQ+, los indígenas, los campesinos, los trabajadores, las víctimas, mi pueblo negro, los que resistieron y los que ya no están… Por toda Colombia. ¡Hoy empezamos a escribir una nueva historia!», esas fueron las primeras declaraciones de Francia Márquez al ser elegida vicepresidenta.

Sus palabras llenan de esperanza a muchas mujeres y hombres en Colombia- y su elección, además, supone un cambio en la manera de llegar al poder en un país que ha estado gobernado históricamente por hombres blancos de élite y urbanos.

Por primera vez una mujer afro llega a la casa presidencial. Márquez representa y encarna la lucha colectiva por la igualdad de género y étnica. Hoy muchas mujeres afro por fin podemos decir que hay una Vicepresidenta que se ve como yo, como mi mamá, como mi abuela.

Aunque el 9,3% de los 50 millones de colombianos se reconoce como negro, pocos acceden a cargos de poder y el porcentaje es aún menor en el caso de las mujeres. Hoy, el gabinete de gobierno cuenta con una sola negra y dos integran un Congreso bicameral de casi 300 miembros.

Su aspiración como compañera de fórmula del izquierdista Gustavo Petro la puso bajo el foco público y sacó a flote algunos de los comportamientos racistas y misóginos más deleznables de una campaña presidencial que podría llevarla hasta un poder que nunca ansió y desde el que buscará hacer de Colombia un país más justo.

Cuando era niña, a Francia nadie le dijo que podía ser vicepresidenta, era impensable que una mujer afro y de una zona tan golpeada por el conflicto armado como es el Cauca (suroccidente de Colombia), pudiera siquiera estudiar, y mucho menos gobernar. Pero este domingo lo consiguió, bajo la promesa de luchar por un país en la que por fin se viva «sabroso».

«Vivir sabroso no es vivir con vagancia; es vivir en dignidad, es vivir en paz, es vivir sin miedo y es vivir con alegría. Es que los jóvenes de Colombia tengan oportunidades, que puedan vivir sus sueños», enfatizó la flamante vicepresidenta.

De cabello rizado, atuendos africanos y puño en alto, Francia hizo campaña por los «los nadie», su forma de conectar con las poblaciones deprimidas y excluidas. Ella reúne lo ambiental, lo étnico, lo racial, lo juvenil, lo feminista y con ello está oxigenando la política tradicional.

Líder ambiental

Uno de los hitos de su larga lucha social es el Goldman Environmental Prize, considerado el premio Nobel medioambiental. Francia ació en la vereda Yolombó del corregimiento de La Toma, en el municipio de Suárez, en el norte del departamento del Cauca, donde la extracción minera ha hecho de la región una muy rentable fuente económica.

Una angustia que comparte con muchos colombianos, que pagan los pecados de una tierra extremadamente biodiversa y rica en recursos a la que llegan las compañías multinacionales a hacer negocio.

Además del desvío, se entregaron títulos de minería a empresas multinacionales que iban a desalojar a la población para poder empezar el negocio. Márquez se plantó a los quince años: empezó su activismo para salvar el río Ovejas y oponerse a la minería, defendiendo su tierra.

El activismo la condujo hasta la carrera de Derecho de la Universidad de Santiago de Cali, desde donde siguió impulsando las denuncias en contra de los proyectos mineros en su región de origen, lo que le costó amenazas de muerte que la obligaron a marcharse.

Tras una llamada telefónica en 2014 en la que le dijeron que era hora de «ajustar cuentas», Márquez, madre de dos hijos y abuela a sus 40 años, no miró atrás y dejó su natal Suárez. «Esa noche salí corriendo de una reunión a buscar a mis hijos, pedimos un taxi, nos recogieron y salimos volados para Cali. En el camino yo sólo pedía que nos hiciéramos invisibles», relata en sus mítines.

En medio de la frustración, Márquez propuso a las mujeres hacer una movilización. Ha contado que muchas tenían miedo, pero cuando les dijo que lo haría sola, se solidarizaron. Quince mujeres de Suarez emprendieron una marcha con turbantes hasta Bogotá. Caminaron alrededor de 600 kilómetros en los que se fue sumando más gente.

A Bogotá llegaron más de 100 personas. Se ubicaron en el Ministerio de Justicia durante varías semanas hasta que lograron ser escuchadas.

Gracias a esa gestión, Márquez ganó el premio nacional de derechos humanos en 2015. En 2016 su nombre apareció en la prensa local, cuando enfrentó públicamente al entonces presidente Juan Manuel Santos por un incumplimiento de los compromisos adquiridos con las comunidades étnicas.

Su larga trayectoria en defensa de la vida y de la tierra le valió en 2018 el Premio Goldman, considerado el Nóbel de Medio Ambiente.

Su lucha será un camino difícil

Con el triunfo de Márquez, para muchas mujeres y hombres afro en Colombia, las expectativas son demasiado altas. Pero corre el riesgo de sufrir el síndrome Obama, que es pensar que por tener en el poder alguien negro se van acabar los problemas de discriminación y racismo, pero esto no pasará.

Sin embargo, aunque le sea imposible estar a la altura de las expectativas, Márquez sí tiene en sus manos un poder enorme de, por lo menos, empezar a cambiar la tendencia a los problemas de desigualdad racial y de género en Colombia.

En gran parte de sus discursos, Márquez ha sido insistente en la eliminación del patriarcado en el país. La creación de un nuevo ministerio, como lo planeta el movimiento del Pacto Histórico, depende de la acción del Congreso. Allí se tramitaría la propuesta para analizar la viabilidad de su posterior desarrollo.

“Nosotros vamos a crear el ministerio de la igualdad. Además de la vicepresidenta, seré la ministra de la igualdad de los colombianos”, comentó la electa vicepresidenta, esta mañana, en Blu Radio.

Es importante decir que a pesar de que es una buena noticia para las mujeres, eso no quiere decir que el tema de género haya estado en el centro de la campaña de Petro. Es decir, no va a ser la prioridad del gobierno y va a depender de ella y de las mujeres que la sigan que así lo sea.

Para algunos es una apuesta ambiciosa que desconoce, de alguna manera, instituciones y programas que ya existen y que necesitan ser fortalecidos, antes de gastar recursos en crear una nueva cartera.

Sin embargo, importante subirle el perfil a la institucionalidad dedicada al tema porque lo que ha pasado es que la gestión alrededor del tema de la igualdad desde el punto de vista de género y desde el punto de vista racial, es una gestión que está desagregada, fragmentada y por tanto no tiene un nivel de coordinación lo suficientemente alto como para que se constituya en prioridad y para que sea efectiva.

Y Márquez tiene la legitimidad y el respaldo de los colectivos y las comunidades que llevan años tratando de posicionar sus temas en la agenda pública.

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