No paraba de bostezar, fue al médico y el diagnóstico la derrumbó

La joven británica se llevó una sorpresa cuando le informaron que no tenía anemia, como se había pensado en un primer momento. El caso, que se conoció en 2020, hoy la llevó a encarar la vida de otra manera.

No paraba de bostezar, fue al médico y el diagnóstico la derrumbó

Una joven británica se sentía cansada y bostezaba constantemente. Al inicio pensaba que tenía anemia o que el estrés de su último año en el colegio le estaba pasando factura, pero acudió al médico y recibió una devastadora noticia.

Con solo 18 años, la estudiante dormía horas y horas y no paraba de bostezar. “Todos los profesores me presionaban por los exámenes. No solo era un momento estresante para todo el mundo como estudiante, sino que yo sentía que no me ponía al día con todo y siempre iba con retraso”, dijo al medio Manchester Evening News.

Ikram visitó a su médico de confianza y el primer diagnóstico fue anemia, pues sus glóbulos blancos estaban por debajo del nivel adecuado.

“Hablamos del tema del cáncer dos o tres semanas antes, cuando tenía las citas y los análisis de sangre y demás, y yo me burlaba y le decía a mi mamá: ‘Lo dudo, tengo 17-18 años. ¿Cáncer? No seas tonta”, contó la joven. Pero eso resultó siendo premonitorio. El bulto no era solo un quiste, sino un linfoma de Hodgkin, un cáncer relativamente poco frecuente que se desarrolla en el sistema linfático.

“Estaba muy asustada, no voy a mentir. Acababa de cumplir 18 años y mi madre aguardaba fuera de la sala de espera. Empecé a llorar inmediatamente [cuando lo dijo el médico de cabecera], creo que ni siquiera sabía cuál era el verdadero significado. Me derrumbé y luego me dijo que, obviamente, era cáncer. Me derrumbé aún más. No tenía palabras”, contó al medio citado.

Como esto sucedió en el 2020, durante los momentos más duros de la pandemia, Gacem estaba sola cuando recibió la noticia de que tenía cáncer. Ahora, con su cáncer superado y como estudiante de leyes en la universidad, envía un mensaje a los jóvenes a escuchar su cuerpo y no confiarse. “Pensamos que estamos cansados por los exámenes, pero si algo no es normal, hay que revisarlo”, apunta.

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